Lila, la Mariposa que Quería Tocar el Arcoíris
Había una vez, en un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores, una mariposa llamada Lila. Lila era alegre, siempre bailaba entre las flores y saludaba a todos los animalitos. Pero además, Lila tenía un gran sueño: quería tocar el arcoíris que a veces aparecía en el cielo después de la lluvia.
El Jardín Mágico
El jardín donde vivía Lila era como un mundo de colores. Había rosas rojas, tulipanes amarillos, margaritas blancas y violetas azules. También había fuentes que cantaban con el agua y pequeños arbustos donde los grillos jugaban a las escondidas.
Cada mañana, Lila se despertaba con una sonrisa. Volaba de flor en flor, probando el néctar dulce. Pero cada vez que veía el arcoíris en el cielo, sus alas temblaban de emoción. “¡Quisiera volar alto, tan alto, para tocarlo!”, pensaba la pequeña mariposa.
El Gran Sueño
Un día, después de una suave lluvia, un arcoíris gigante apareció en el cielo. Lila miró hacia arriba y sintió que su corazón latía fuerte. Se acercó a su mejor amiga, la mariquita Pili, y le dijo:
—¡Pili, hoy intentaré llegar hasta el arcoíris!
Pili la miró sorprendida:
—¿Tan alto? ¡Eso está muy lejos, Lila! Las mariposas no vuelan tan arriba.
Pero Lila sonrió y agitó sus alas brillantes:
—No lo sabré si no lo intento. ¡Voy a perseguir mi sueño!
El Primer Intento
Lila comenzó a volar muy alto, subiendo y subiendo. Pero muy pronto se cansó. Sus alas se sentían pesadas y el viento la empujó hacia abajo. Aterrizó en una flor y suspiró. “Quizás Pili tenía razón…”, pensó, un poco triste.
Justo entonces, una abeja llamada Zumba se posó a su lado:
—No te rindas, Lila. Los sueños a veces son difíciles, pero si sigues intentándolo, ¡pueden hacerse realidad!
Lila sonrió y descansó un poco. “¡Mañana lo intentaré otra vez!”, se dijo.
Nuevos Amigos, Nuevas Ideas
Al día siguiente, Lila vio a una mariposa mayor llamada Don Bruno. Él era muy sabio y había viajado por muchos jardines. Lila le contó su sueño y Don Bruno le dio un consejo:
—A veces, los sueños se alcanzan poco a poco. Vuela primero hasta el arbusto más alto, luego hasta la rama del rosal, y así cada día un poco más alto.
Lila decidió hacerlo así. Cada día, volaba un poquito más lejos. Primero llegó al arbusto, luego a la rama más alta del rosal, después hasta la fuente. Sus alas se hicieron fuertes y su corazón se llenó de alegría porque cada paso era una pequeña victoria.
El Gran Día
Una tarde, cuando el sol dibujó otro arcoíris en el cielo, Lila sintió que estaba lista. Saludó a sus amigos y comenzó a volar, subiendo más alto que nunca. Pasó la fuente, el rosal y el arbusto más alto. El viento era fuerte, pero Lila no se rindió. Usó todas sus fuerzas y siguió batiendo sus alas.
Cuando llegó muy cerca de las nubes, el arcoíris parecía estar a su lado. Lila no pudo tocarlo, pero sintió los colores brillar en sus alas. El sol la iluminó y todos en el jardín vieron cómo Lila brillaba como nunca antes.
Un Sueño Cumplido
Lila bajó volando, llena de felicidad. Todos la aplaudieron. Pili, Zumba y Don Bruno volaron a su alrededor y le dijeron:
—¡Lo lograste, Lila! ¡Llegaste muy alto!
Lila sonrió y les respondió:
—Quizás no pude tocar el arcoíris, pero perseguí mi sueño y llegué más lejos de lo que imaginé. ¡Eso me hace muy feliz!
La Enseñanza de Lila
Desde ese día, cada vez que un animalito tenía un sueño, Lila le decía:
—No te rindas nunca. Los sueños se persiguen con esfuerzo, paso a paso, y si lo intentas con todo tu corazón, ¡puedes llegar muy, muy lejos!
Y así, en el jardín mágico, todos aprendieron a perseguir sus sueños y a no rendirse jamás.
Fin.