El Conejito Rápido y el Bosque de las Sorpresas
Había una vez, en un bosque encantado donde las flores eran gigantes y las setas brillaban en la oscuridad, un conejito llamado Rolo. Rolo era muy veloz y tenía un corazón tan grande como sus orejas largas. Le gustaba correr entre los arroyos cristalinos y saltar sobre las setas mágicas.
Cada día, Rolo saludaba a todos sus amigos: la ardilla Cora, el búho Tito y la mariposa Lila. Todos decían que Rolo era el conejo más amigable y rápido del bosque.
Un día, mientras jugaba cerca del arroyo, Rolo escuchó un llanto. Se acercó y vio a Cora, la ardilla, tratando de alcanzar una nuez dorada que había caído en el agua.
—¡Rolo, ayúdame! —gritó Cora—. ¡La corriente se lleva mi nuez!
Rolo pensó en saltar rápido y tomar la nuez. Pero entonces vio que el agua estaba muy fría y peligrosa.
—No te preocupes, Cora. Busquemos una rama larga para ayudarte —dijo Rolo.
Juntos, encontraron una rama fuerte. Entre los dos, lograron sacar la nuez dorada del agua. Cora abrazó a Rolo y le dijo:
—¡Gracias por tu ayuda, Rolo! No lo habría logrado sin ti.
Rolo sonrió y siguió saltando por el bosque. Más tarde, mientras exploraba una esquina secreta, encontró algo brillante bajo una hoja de flor gigante. Lo levantó y vio que era la corona perdida del búho Tito. Todos en el bosque sabían que Tito estaba muy triste porque había perdido su corona mágica.
Rolo pensó: “Si me quedo con la corona, todos pensarán que soy especial. Pero sé que le pertenece a Tito”.
Así que fue volando hasta el gran roble donde vivía el búho Tito.
—¡Tito! ¡Mira lo que encontré! —exclamó Rolo mostrando la corona.
El búho Tito abrió los ojos de alegría.
—¡Mi corona! ¡Gracias, Rolo! ¡Eres un conejo muy honesto!
Tito le puso una pequeña pluma dorada a Rolo como agradecimiento.
Al día siguiente, se celebró una gran fiesta en el bosque. Todos los animales bailaban y cantaban. Rolo se sentía muy feliz por haber ayudado a sus amigos y por haber devuelto la corona a su dueño.
De repente, la mariposa Lila llegó volando rápido.
—¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Mi ala está enredada en una telaraña!
Sin pensarlo, Rolo corrió con Cora y Tito hacia Lila. Con cuidado, entre todos, lograron liberarla.
Lila aleteó y dijo:
—¡Gracias, amigos! ¡La ayuda de todos juntos es mágica!
Rolo se dio cuenta de que ser honesto y pedir ayuda cuando la necesitas es muy importante. También aprendió que ayudar a los demás trae alegría y hace que el bosque sea un lugar mejor.
Desde ese día, Rolo siempre recordaba:
"Ser honesto y ayudar a los amigos hace que la vida sea más bonita y divertida.”
Y así, en el bosque de las sorpresas, todos los animales vivieron muchas aventuras juntos, siempre ayudándose unos a otros y siendo sinceros.
FIN
Moraleja
Ser honesto y ayudar a los demás hace que todos seamos más felices y que el mundo sea un lugar mejor.