Tomás, el Gatito Aventurero y la Gran Aventura en la Granja
Había una vez un gato aventurero llamado Tomás. Tenía un pelaje suave y anaranjado, ojos muy despiertos y bigotes largos que se movían cuando estaba curioso. Tomás vivía en una granja grande y alegre, llena de animales y plantas de todos los colores. Le encantaba explorar cada rincón y descubrir cosas nuevas.
Un día muy especial
Una mañana soleada, Tomás se despertó con una idea: ¡sería el mejor día para una aventura! Saltó de su cama de paja, se estiró y salió corriendo al patio. En la granja vivían muchos animales: Ramón el gallo, Lola la vaca, Mimi la oveja, Pepe el cerdo y Clara la gallina. Todos conocían a Tomás y sabían que le gustaba explorar.
Tomás siempre era muy divertido, pero a veces se olvidaba de las cosas importantes. Cuando la granjera, la señora Marta, le pedía que vigilara a los pollitos, Tomás se distraía persiguiendo mariposas. Cuando tenía que cuidar las semillas recién plantadas, prefería trepar árboles y observar las nubes.
La granjera le pide ayuda
Ese día, la señora Marta llamó a Tomás:
—Tomás, hoy necesito tu ayuda. Tengo que ir al pueblo y no regreso hasta la tarde. ¿Podrías cuidar la granja por mí?
Tomás se sintió muy feliz. ¡Por fin podría ser el encargado de la granja! La señora Marta le entregó una lista:
- Dar de comer a los pollitos.
- Vigilar que las cabras no se escapen.
- Regar las zanahorias del huerto.
- Revisar que el agua de los patos esté limpia.
—Es importante cumplir con todo, Tomás. Ser responsable ayuda a todos en la granja —le dijo Marta, dándole una palmada cariñosa.
Tomás asintió con sus grandes ojos brillando de emoción. ¡Sería el mejor cuidador de la historia!
El comienzo de la aventura
Cuando Marta se fue, Tomás empezó con mucha energía. Corrió al corral y dio de comer a los pollitos. Les sirvió granos frescos y los miró picotear contentos.
—¡Tarea uno, completada! —dijo Tomás, sintiéndose orgulloso.
Luego fue a ver a las cabras. Les saludó desde la cerca y vio que comían pasto tranquilas. Se sentó a la sombra para vigilarlas, pero justo en ese momento vio una mariposa azul muy bonita volando cerca.
Sin pensarlo, Tomás salió corriendo tras la mariposa. Dio vueltas por el huerto, saltó sobre las piedras y persiguió a la mariposa hasta que se perdió entre los árboles. Cuando volvió, ¡no vio a las cabras por ninguna parte!
—¡Oh, no! —exclamó Tomás—. ¿Dónde están las cabras?
Buscó por todo el corral y vio que la puerta estaba entreabierta. Las cabras habían salido y ahora paseaban por el jardín de flores de la señora Marta, comiéndose las plantas.
—¡Esto no debía pasar! —se dijo Tomás, preocupado.
Resolver los problemas
Tomás recordó la lista de tareas y se dio cuenta de que no podía distraerse. Corrió hacia las cabras y les habló con voz suave para que volvieran al corral. Las cabras lo miraron curiosas, pero una de ellas, la más pequeña, no quería regresar.
Entonces Tomás tuvo una idea. Fue a la cocina, buscó unas zanahorias frescas y las agitó delante de las cabras. Ellas siguieron a Tomás, mordiendo las zanahorias hasta que todas regresaron sanas y salvas al corral.
—¡Tarea dos, completada! —dijo Tomás, agradecido y un poco cansado.
El huerto y los patos
Ahora debía regar las zanahorias del huerto. Tomás fue por la regadera y echó agua a cada planta, asegurándose de que ninguna se quedara seca. De pronto vio que algunos patos jugaban en un charco de barro. Se le ocurrió que, si dejaba la regadera sola, podría ir a darse un chapuzón con ellos.
Pero entonces recordó lo que le había dicho la señora Marta: “Ser responsable ayuda a todos en la granja”. Pensó que, si no cuidaba bien el huerto, las zanahorias no crecerían y sus amigos no tendrían comida más adelante.
Así que terminó de regar con mucha paciencia. Solo cuando terminó, fue a ver a los patos. Los encontró nadando y haciendo “cuac cuac” alegres. Pero pronto notó que el agua del estanque estaba un poco sucia. Recordó la última tarea de su lista.
Tomás se acercó y buscó una red pequeña. Sacó hojas y ramitas del agua. Fue un trabajo lento, pero al final el estanque quedó reluciente y los patos nadaron contentos.
—¡Tarea cuatro, completada! —sonrió Tomás.
Una sorpresa inesperada
Justo cuando Tomás pensaba que podía descansar, escuchó un sonido extraño en el gallinero. Era Clara, la gallina, que se había quedado atrapada detrás de unas cajas. Tomás corrió rápido y, usando sus patitas suaves, movió las cajas con cuidado. Clara salió y le agradeció con un cacareo muy alegre.
—Gracias, Tomás. Eres un gran amigo y muy responsable —dijo Clara.
Tomás se sintió orgulloso. Se dio cuenta de que todos en la granja dependían de él y que ser responsable era muy importante.
El regreso de la señora Marta
Al atardecer, la señora Marta regresó a la granja. Vio a los pollitos bien alimentados, las cabras en su corral, el huerto regado y los patos nadando en agua limpia. Se acercó a Tomás y le acarició la cabeza.
—¡Excelente trabajo, Tomás! Has sido muy responsable. Gracias a ti, todos los animales y plantas de la granja están bien. Estoy muy orgullosa de ti.
Tomás ronroneó feliz y se sintió el gato más valiente y responsable del mundo.
Una gran celebración
Esa noche, la señora Marta preparó una gran cena para todos. Los animales se reunieron en el granero y celebraron con canciones y juegos. Tomás contó su aventura y les explicó lo importante que era cumplir con las responsabilidades. Les dijo que, aunque las aventuras eran divertidas, cuidar de los demás y hacer lo correcto era lo más valioso.
Los amigos de Tomás aplaudieron y prometieron ayudar siempre en la granja. Así, todos vivieron en armonía y alegría, sabiendo que podían confiar los unos en los otros.
Desde ese día, Tomás siguió siendo un gatito aventurero, pero cada vez que la señora Marta le pedía ayuda, él cumplía sus tareas con alegría y responsabilidad. Y cuando veía una mariposa azul, sonreía y recordaba que primero hay que hacer lo importante, ¡y luego disfrutar de las aventuras!
Moraleja:
La responsabilidad nos ayuda a cuidar a los demás y a nosotros mismos. Si cumplimos con nuestros deberes, podemos disfrutar más de las aventuras y hacer felices a todos los que nos rodean.