Froti, la Rana Bromista y el Gran Secreto de la Laguna
En una laguna brillante y tranquila, rodeada de flores de todos los colores y libélulas que danzaban bajo el sol, vivía una rana muy especial. Se llamaba Froti. Froti era bromista y le encantaba hacer reír a sus amigos con saltos, croares graciosos y pequeñas travesuras.
Todos en la laguna conocían a Froti: la tortuga Tina, el pez Dado, la libélula Lila y el sapo Don Paco. Aunque a veces las bromas de Froti llegaban demasiado lejos, todos lo querían mucho porque siempre estaba feliz y con ganas de jugar.
Una broma en la laguna
Un día soleado, Froti espiaba desde detrás de una hoja de loto. Vio a Lila la libélula descansando sobre una flor amarilla. Silencioso, Froti saltó y gritó:
—¡Buuu, soy una rana gigante!
Lila se asustó y salió volando en círculos. Froti no pudo evitar reírse a carcajadas. Dado el pez, que nadaba cerca, movió la cola divertido.
—¡Froti siempre bromeando! —dijo Dado.
Pero Lila no estaba tan contenta.
—¡Me asustaste mucho, Froti! —le dijo—. A veces tus bromas me hacen temblar las alas.
Froti bajó la cabeza, pero pronto se olvidó del asunto y fue a buscar a sus otros amigos para seguir jugando.
El gran secreto de Froti
Aquella tarde, Froti vio algo especial en la laguna: una flor azul brillaba más que nunca. Se acercó, curioso, y escuchó un zumbido muy suave.
—¿Quién está ahí? —preguntó Froti.
De la flor salió una luciérnaga pequeñita llamada Ziza.
—Froti, he perdido mi luz. ¿Me ayudas a encontrarla? —suplicó la luciérnaga.
Froti, pensando en gastar una broma, le dijo:
—¡Claro! Tu luz está en el fondo de la laguna, justo donde vive el pez Dado.
Ziza, confiada, fue nadando hasta donde le dijo Froti. Pero, por más que buscó, no encontró su luz. Dado no sabía nada del asunto y Ziza volvió triste a la orilla.
Las bromas traen problemas
Mientras tanto, Froti seguía con sus bromas. Le dijo a Tina la tortuga que el agua de la laguna se iba a convertir en gelatina rosa. Tina se preocupó tanto que fue a avisar a todos los animales. Pronto, toda la laguna hablaba del agua mágica. Pero cuando nada pasó, todos miraron a Froti.
—¿Era otra de tus bromas? —preguntó Don Paco, el sapo mayor.
Froti solo se encogió de hombros y rió. Pero algunos animales ya no estaban tan contentos. Tina estaba molesta, Ziza seguía triste y Lila no quería jugar más con él.
Un día sin amigos
Al día siguiente, Froti saltó por la laguna, pero nadie quería jugar con él. Tina no lo saludó. Lila volaba lejos. Dado nadaba en silencio. Ziza no brillaba y estaba sola sobre una hoja.
Froti se sintió solo por primera vez. Pensó en sus bromas y recordó las caras tristes de sus amigos.
—¿Habré hecho mal? —se preguntó Froti.
Froti quiere arreglarlo
Froti decidió ir a hablar con Ziza primero. Saltó hasta la orilla y le preguntó:
—¿Perdonas mi broma? Yo solo quería reír, pero veo que te puse triste.
Ziza suspiró:
—Sí, Froti. Pero me sentí mal porque confío en ti. Me gustaría que me digas siempre la verdad.
Froti se sintió apenado. Fue a buscar a Tina y a Lila.
—Lo siento. No debí asustarlas ni inventar cosas. Prometo decir la verdad y cuidar sus sentimientos —les dijo con voz bajita.
Tina y Lila lo miraron:
—Nos gusta reír, Froti, pero solo si las bromas no hacen daño y si luego eres sincero —dijo Tina.
Lila añadió:
—La amistad es más bonita cuando podemos confiar.
Froti ayuda de verdad
Froti recordó la luciérnaga Ziza y su problema. Pensó y pensó, y luego decidió buscar su luz de verdad. Preguntó a Dado si había visto algo brillante.
—¡Sí! Ayer vi algo pequeñito atrapado en una hoja bajo el agua —respondió el pez.
Froti buceó y buscó con paciencia. Finalmente encontró la luz de Ziza, atrapada en una hoja acuática. La llevó con cuidado a la orilla y se la entregó a la luciérnaga.
—¡Aquí está tu luz, Ziza! Esta vez es verdad.
Ziza brilló más que nunca y abrazó a Froti.
Todos perdonan a Froti
Esa tarde, Froti reunió a todos los amigos de la laguna. Les pidió perdón de corazón.
—Antes hacía bromas y a veces no decía la verdad. Ahora sé que es mejor ser sincero. ¡Prometo decir siempre la verdad y hacer bromas solo si todos se divierten!
Sus amigos lo abrazaron y le perdonaron. Don Paco, el sapo sabio, les dijo:
—La laguna es más alegre cuando todos pueden confiar unos en otros.
Una laguna más feliz
Desde ese día, Froti siguió siendo bromista, pero aprendió a decir la verdad y a preguntar si sus bromas hacían reír a los demás. Cuando alguien necesitaba ayuda, Froti era el primero en saltar.
Las flores y las libélulas volvieron a bailar en la laguna, y todos los amigos jugaban juntos sin preocuparse por mentiras o bromas pesadas.
Froti se sentía feliz, porque había aprendido que decir la verdad es el secreto para tener amigos de verdad.
Moraleja:
Ser sincero y decir la verdad es importante para tener amigos y vivir en armonía. Las bromas son más bonitas cuando todos se divierten y nadie se siente mal.