Ami, la Abeja Curiosa y el Gran Jardín de la Cooperación
Había una vez, en un hermoso jardín lleno de flores y mariposas, una abeja curiosa llamada Ami. Ami tenía rayas negras y amarillas, alas brillantes y unos ojitos chispeantes. Le encantaba volar de flor en flor, oler los pétalos y descubrir cosas nuevas cada día.
Ami vivía en una colmena con muchas otras abejas. Su amiga más cercana era Beti, una abeja muy trabajadora. También jugaba con Tito el escarabajo, Lila la mariposa y Rolo el saltamontes. El jardín era un lugar alegre y lleno de colores.
Una abeja llena de preguntas
Ami siempre quería saberlo todo. Preguntaba:
—¿Por qué las flores cambian de color?
—¿A dónde van las mariposas cuando llueve?
—¿Cómo se hace la miel más dulce?
A veces las abejas mayores se reían y decían:
—¡Ami, tu curiosidad es tan grande como la colmena!
Un problema en el jardín
Un día, la Reina Abeja reunió a todas en la colmena.
—Queridas abejas, —dijo—, el jardín está creciendo y hay muchas más flores. Para recoger todo el polen y el néctar, ¡necesitaremos trabajar juntas!
Las abejas zumbaban emocionadas, pero Ami pensó en voz alta:
—¿Y si cada abeja va sola? ¿No sería más rápido?
La Reina le sonrió:
—A veces, Ami, trabajar juntas es mejor que hacerlo por separado. Hoy lo descubrirás.
Ami quiere hacerlo sola
Al día siguiente, Ami despertó muy temprano. Decidió probar su idea: saldría sola a buscar néctar. Voló por el jardín, visitó flores rojas, amarillas y hasta azules. Llenó sus patitas de polen y su pancita de néctar, pero pronto se cansó. La cesta que llevaba se hizo pesada y volar resultó difícil.
Mientras tanto, vio a Beti y otras abejas trabajando en grupo. Una abeja recogía polen, otra néctar y otra ayudaba a limpiar las flores. Volaban rápido y contentas.
Ami intentó seguir sola, pero pronto tropezó con un pétalo y cayó sobre una hoja.
—¡Ay! —exclamó Ami, sacudiéndose.
Ayuda de los amigos
En ese momento, llegó Lila la mariposa.
—¿Te ayudo a levantarte? —preguntó Lila con su voz dulce.
Ami sonrió y, juntas, empujaron la cesta hasta que Ami pudo volver a volar. Vio entonces a Tito el escarabajo y Rolo el saltamontes ayudando a llevar semillas y hojas a sus escondites.
—¡Trabajar en equipo es más fácil! —dijo Tito.
Ami comenzó a pensar que la Reina tenía razón.
El gran viento
De repente, el cielo se nubló y sopló un viento fuerte. Las flores se movían y las abejas solas tuvieron problemas para volver a la colmena. Ami trató de volar, pero el viento la empujaba lejos.
Beti y el grupo de abejas la vieron y decidieron formar un círculo en el aire. Unas a otras se agarraron de las patitas, haciendo una cadena de abejas.
—¡Ami, únete a nosotras! —gritó Beti.
Ami se unió al círculo. Juntas, volaron despacio pero seguras, ayudándose y tapando a las más pequeñas para que el viento no las separara. Así, todas llegaron sanas y salvas a la colmena.
Trabajando juntas de verdad
Cuando el viento pasó, Ami se sintió cansada, pero también contenta.
—Gracias por ayudarme, Beti —dijo Ami.
—Eso hacen los amigos —respondió Beti—. Además, cuando trabajamos juntas, todo es más fácil y alegre.
La Reina Abeja las felicitó:
—Hoy aprendieron el valor de la cooperación. Cada abeja es importante. Cuando unimos nuestras fuerzas, logramos mucho más.
Ami miró a sus amigas y a sus amigos del jardín. Decidió que, a partir de ese día, siempre trabajaría con los demás.
Una gran fiesta de miel
Para celebrar, la colmena preparó una fiesta. Las abejas juntaron toda la miel, las mariposas trajeron pétalos perfumados y Tito y Rolo organizaron carreras divertidas. Ami bailó y cantó junto a Beti, feliz de ser parte de un gran equipo.
—¡Zumbemos juntas, siempre! —gritó Ami.
Esa noche, la colmena brillaba y todas las abejas dormían contentas, sabiendo que, gracias a la cooperación, el jardín era un lugar más hermoso y seguro para todos.
Moraleja:
Trabajando y ayudándonos entre todos, logramos más y vivimos más felices. ¡La cooperación hace la diferencia!