Dino, el Dragón Curioso y la Biblioteca de los Libros Brillantes
En un rincón escondido de la ciudad, donde las nubes parecían algodones y el sol jugaba a esconderse, había una biblioteca mágica. Sus paredes eran de madera antigua y sus estanterías estaban llenas de libros que susurraban historias cuando nadie los miraba. Allí vivía Dino, un dragón curioso de escamas verdes y ojos grandes como lunas llenas.
Dino amaba leer. Cada día, después de volar entre las nubes, entraba a la biblioteca y elegía un libro diferente. Le gustaban los cuentos de aventuras, de castillos, de viajes lejanos y de criaturas misteriosas. Pero, sobre todo, Dino soñaba con tener un amigo con quien compartir sus aventuras y sus libros favoritos.
Un encuentro inesperado
Una tarde, mientras Dino hojeaba un libro sobre planetas mágicos, escuchó un suave estornudo detrás de una montaña de libros. Se asomó curioso y vio a una pequeña hada de alas plateadas. Estaba sentada sobre un diccionario gigante, limpiándose la nariz con una hoja de papel.
—Hola, ¿quién eres? —preguntó Dino, sonriendo.
—Soy Luna, el hada de los cuentos perdidos —respondió ella, un poco tímida—. Vine a buscar un libro muy especial, pero no puedo encontrarlo. ¡Esta biblioteca es tan grande!
Dino sintió alegría. ¡Por fin tenía con quién compartir su amor por los libros!
—No te preocupes, Luna. Yo conozco muy bien esta biblioteca. ¡Te ayudaré a encontrar ese libro!
La búsqueda del libro perdido
Juntos, Dino y Luna recorrieron los pasillos de la biblioteca mágica. Pasaron por la sala de los libros que cantan, por la esquina de los cuentos ilustrados y por el rincón de los mapas secretos. Mientras buscaban, Dino le contaba a Luna historias de dragones viajeros y hadas valientes.
De pronto, los libros comenzaron a revolotear por el aire. Las páginas se abrían y cerraban solas, y letras doradas caían como lluvia sobre ellos.
—¡Oh, no! —exclamó Luna—. Cuando los libros se ponen nerviosos, es porque sienten tristeza o soledad.
Dino pensó un momento y comprendió que los libros, igual que las personas, también necesitaban compañía y cariño.
El poder de la amistad
—¿Y si leemos en voz alta para que los libros se sientan acompañados? —propuso Dino.
Luna aplaudió la idea. Juntos, eligieron un libro de aventuras y comenzaron a leer. Al escuchar sus voces, los libros se calmaron poco a poco. Las páginas volvieron a sus estantes y la biblioteca se llenó de un brillo suave y cálido.
Mientras leían, Dino y Luna rieron, imaginaron mundos mágicos y hasta inventaron finales nuevos para los cuentos.
—¡Es mucho más divertido leer juntos! —dijo Luna, sonriendo.
Dino sintió que su corazón se llenaba de alegría. Por primera vez, no se sentía solo entre tantos libros.
El libro brillante
De repente, una luz dorada iluminó la sala central. Un libro muy antiguo, con tapas de cuero y letras brillantes, flotaba en el aire.
—¡Es el libro que buscaba! —gritó Luna emocionada.
El libro se abrió y, de sus páginas, salió una nube de polvo mágico que formó la palabra “AMISTAD”. Dino y Luna entendieron que ese libro solo podía encontrarse cuando dos amigos leían juntos y compartían sus sueños.
—¡Lo hemos logrado gracias a la amistad! —dijo Dino.
Compartiendo aventuras
Desde aquel día, Dino y Luna se reunieron cada tarde en la biblioteca mágica. Leían cuentos, inventaban historias y cuidaban juntos a los libros para que nunca se sintieran solos.
Otros niños y criaturas mágicas empezaron a visitar la biblioteca. Dino y Luna los recibían con sonrisas, les prestaban libros y organizaban tardes de cuentos en voz alta. Pronto, la biblioteca se llenó de risas, juegos y nuevos amigos.
Dino aprendió que la amistad hace que todo sea más divertido y que, cuando compartimos lo que nos gusta con los demás, la alegría crece y se multiplica.
Una biblioteca llena de amigos
Al caer la noche, cuando la luna brillaba en el cielo, la biblioteca mágica se iluminaba con la luz de las historias y la felicidad de quienes la habitaban. Dino miraba a sus amigos y pensaba:
—Antes creía que leer era una aventura solitaria, pero ahora sé que las mejores historias se viven juntos.
Y así, entre libros brillantes y amigos nuevos, Dino, el dragón curioso, vivió las aventuras más hermosas de su vida.
Moraleja:
La amistad nos ayuda a descubrir nuevos mundos, a compartir alegrías y a sentirnos acompañados. Cuando tenemos amigos, hasta las aventuras más difíciles se vuelven más fáciles y divertidas.