El Jardín de las Sonrisas y el Erizo Curioso

El Jardín de las Sonrisas y el Erizo Curioso

El Jardín de las Sonrisas y el Erizo Curioso

Había una vez, en un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores, setos altos y pequeños senderos secretos, un erizo llamado Eri. Eri era un erizo muy curioso y amable. Le encantaba explorar y ayudar a sus amigos.

El jardín mágico

El jardín donde vivía Eri era especial. Había rosas rojas, margaritas blancas, tulipanes amarillos y violetas escondidas bajo los arbustos. Los senderos secretos llevaban a rincones donde la luz del sol bailaba entre las hojas y donde los insectos cantaban pequeñas canciones.

Eri tenía muchos amigos: la mariquita Lila, el caracol Tito y la mariposa Sofi. Todos vivían felices, pero algunos días, había pequeños problemas que resolver.

Un problema en el sendero

Un día, mientras Eri exploraba un sendero escondido, escuchó un sollozo. Siguió el sonido y encontró a Lila, la mariquita, sentada sobre una hoja. Tenía una de sus alas dobladas y no podía volar.

—¿Qué te pasa, Lila? —preguntó Eri con voz suave.

—Me caí y me lastimé el ala. Ahora no puedo encontrar mi casa —respondió Lila con lágrimas en los ojos.

Eri pensó en lo que podía hacer. Sabía que debía ser amable y ayudar a su amiga.

—No te preocupes, Lila. Yo te llevaré a casa —dijo Eri, ofreciéndole su espalda cubierta de suaves púas.

Lila se subió con cuidado y Eri caminó despacio, preguntando a otros amigos del jardín si conocían el hogar de Lila. Al final, gracias a la ayuda del caracol Tito, encontraron el seto donde Lila vivía.

Lila sonrió y le dio las gracias a Eri. Eri se sintió muy feliz por poder ayudar a su amiga.

El erizo y el seto triste

Al día siguiente, Eri paseaba cerca de un seto que parecía más gris y triste que de costumbre. Se acercó y escuchó un susurro:

—Nadie quiere jugar conmigo porque tengo muchas ramas y espinas —dijo el seto con voz bajita.

Eri se sentó cerca y pensó en lo que sentía el seto. Recordó que a veces, él también se sentía solo.

—¿Sabes? Yo también tengo púas, pero mis amigos me quieren por cómo soy por dentro —dijo Eri con una gran sonrisa.

El seto se animó un poco. Eri invitó a sus amigos a jugar cerca del seto y les mostró cómo podían hacer una casita de ramas. Pronto, todos estaban riendo y jugando juntos, y el seto ya no se sentía solo.

El misterio de la flor triste

Una tarde, Eri encontró una flor azul que miraba al suelo y no brillaba como las demás. Eri se acercó y preguntó:

—¿Por qué estás tan triste, flor azul?

La flor suspiró:

—Nadie se detiene a mirarme. Todos prefieren las flores de colores brillantes.

Eri pensó que eso no era justo. Así que invitó a todos sus amigos a ver la belleza de la flor azul. Les mostró cómo sus pétalos tenían un brillo especial bajo la luz de la luna.

Todos quedaron asombrados. Desde ese día, la flor azul nunca más estuvo sola y aprendió que cada uno tiene algo especial que mostrar.

La fiesta de la amabilidad

Pronto, en el jardín, todos hablaban de las buenas acciones de Eri. Así que decidieron organizar una fiesta para celebrar la amabilidad y la empatía.

Había guirnaldas hechas de hojas, pasteles de miel y jugo de pétalos. Todos se abrazaron, cantaron y rieron. Eri estaba feliz, pero lo más feliz era ver a sus amigos cuidándose unos a otros.

La mariquita Lila ayudó a Tito a encontrar un lugar seco para descansar. El seto ofreció sombra a las flores que se sentían muy calientes. Y la flor azul, ahora llena de alegría, compartió su historia con todos.

La enseñanza de Eri

Esa noche, mientras las estrellas brillaban en el cielo, Eri pensó en lo que había pasado. Entendió que ser amable y tener empatía hacía que todos se sintieran mejor, y el jardín era un lugar más bonito cuando todos se ayudaban.

La amabilidad y la empatía hacen florecer los corazones, igual que el sol y la lluvia hacen florecer las plantas.

Eri cerró los ojos, sonrió y se durmió feliz, sabiendo que en el Jardín de las Sonrisas, siempre habría un amigo dispuesto a ayudar.


Moraleja:

Cuando eres amable y entiendes cómo se sienten los demás, puedes hacer que tu mundo sea un lugar más bonito y feliz.

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