La Gran Aventura de Sofi, la Ardilla Generosa

La Gran Aventura de Sofi, la Ardilla Generosa

La Gran Aventura de Sofi, la Ardilla Generosa

En un hermoso parque lleno de árboles altos, columpios que crujían y muchas hojas caídas, vivía una ardillita llamada Sofi. Era pequeña, de cola esponjosa y ojitos brillantes. Sofi no solo era juguetona, sino también muy generosa con todos sus amigos.

Una mañana soleada, Sofi se despertó con muchas ganas de jugar. Saltó de rama en rama y saludó a sus amigos:

  • ¡Hola, Pipo el conejo! ¿Quieres jugar conmigo?
  • ¡Hola, Lila la tortuga! ¿Quieres venir al parque?

Pero al llegar al gran árbol central, Sofi vio que sus amigos estaban tristes. El columpio favorito de todos estaba cubierto de hojas secas y ramas caídas por el viento de la noche anterior.

  • ¡Oh no! –dijo Sofi–. ¡No podemos jugar si el columpio está tan sucio!

Pipo, el conejo, se sentó en la sombra y suspiró:

  • Yo quería jugar hoy…

Lila, la tortuga, movió despacito su cabeza:

  • Yo también, pero no puedo limpiar sola, soy muy lenta.

Sofi miró a sus amigos y pensó: “Si todos ayudamos, será más fácil y divertido”.

Entonces Sofi sonrió y dijo:

  • ¡No se preocupen! ¡Vamos a limpiar juntos! Yo buscaré una rama para barrer, Pipo puede juntar las hojas en una montaña grande, y Lila puede empujar la montaña con su fuerte caparazón.

Al principio, Pipo no quería ayudar. Pensaba que sería aburrido. Pero al ver a Sofi tan animada, decidió intentarlo.

  • ¡Yo puedo juntar hojas muy rápido! –gritó Pipo, y comenzó a saltar por el parque, haciendo montoncitos de hojas.

Lila, con su lentitud, empujaba poco a poco las hojas grandes. Sofi barría las ramas pequeñas con su colita esponjosa, ¡hacía cosquillas y todos reían!

Trabajando juntos, pronto el columpio quedó limpio y reluciente. Pero aún quedaba una gran montaña de hojas.

  • ¿Qué hacemos con tantas hojas? –preguntó Lila.

Sofi tuvo una idea brillante:

  • ¡Vamos a hacer una fiesta de hojas! Podemos saltar, jugar y compartir con todos los animales del parque.

Pipo se emocionó:

  • ¡Sí, sí! ¡Invitemos a todos!

Pronto llegaron más amigos: Tito el ratón, Mimi la pájara y Roco el perro. Todos se unieron a la fiesta. Jugaban a esconderse entre las hojas, hacían carreras y lanzaban hojas al aire, que caían como confeti otoñal.

Mientras reían y jugaban, Sofi miró a su alrededor. Nadie estaba triste, todos estaban felices porque trabajaron juntos y compartieron lo que tenían.

De repente, Tito el ratón se acercó y dijo:

  • Sofi, gracias por enseñarnos que es mejor ayudar y compartir.

Sofi sonrió y abrazó a sus amigos:

  • Cuando compartimos y cooperamos, ¡todo es más divertido!

Cuando el sol empezó a esconderse, todos se despidieron. El parque quedó limpio y todos se llevaron en el corazón la alegría de la generosidad y el trabajo en equipo.

Desde ese día, cada vez que había un problema en el parque, Sofi y sus amigos trabajaban juntos. Aprendieron que, con generosidad y cooperación, todo era posible.

Y así, entre juegos, hojas y risas, Sofi la ardilla generosa y sus amigos vivieron muchas más aventuras en el parque mágico de los árboles y los columpios.

Moraleja: Cuando compartimos y cooperamos, todos somos más felices.

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