Lila, la Mariposa que Brillaba Diferente

Lila, la Mariposa que Brillaba Diferente

Lila, la Mariposa que Brillaba Diferente

Había una vez, en un jardín mágico y colorido, una pequeña mariposa llamada Lila. Lila era diferente a las demás mariposas: mientras sus amigas tenían alas de colores suaves como el rosa o el celeste, las alas de Lila estaban llenas de manchas moradas y destellos plateados.

Cada mañana, cuando el sol se asomaba, Lila salía a volar entre las flores danzarinas. Saludaba a los tulipanes, a las margaritas y a los alegres girasoles. También jugaba con sus amigos: Tino el escarabajo, Cami la mariquita y Rulo el caracol.

Pero a veces, Lila se sentía un poco triste. Al ver sus alas en el reflejo de una gota de rocío, pensaba:

"¿Por qué no tengo alas como las demás? ¿Seré tan bonita como ellas?"

Un día, mientras Lila practicaba sus vuelos, escuchó a dos mariposas susurrando:

—¿Has visto las alas de Lila? Son muy raras. —dijo una.

—Sí, nunca he visto una mariposa así. —respondió la otra.

Lila sintió su corazoncito latir muy fuerte. Se escondió detrás de un arbusto y sus amigos la encontraron allí, con sus alas dobladas.

—¿Qué te pasa, Lila? —preguntó Cami la mariquita.

—No me gustan mis alas. Son diferentes y las demás mariposas se ríen de mí.

Tino el escarabajo pensó un momento y dijo:

—¡Pero tus alas son hermosas! Cuando vuelas, parecen luces de estrellas.

Rulo el caracol asintió:

—Siempre sé que eres tú porque brillas diferente. ¡Eso te hace especial!

Pero Lila seguía dudando. Esa noche, mientras el jardín dormía, Lila miró las estrellas y deseó ser como las demás.

El gran problema del jardín

Al día siguiente, una noticia corrió por el jardín: ¡un fuerte viento venía en camino! Las flores temblaban y los pequeños insectos buscaban refugio.

Las mariposas mayores dijeron:

—Debemos avisar a todos para que se protejan, pero no podremos volar muy alto con tanto viento.

Lila tuvo una idea. Sus alas, aunque diferentes, eran fuertes y brillaban incluso con el viento. Recordó cómo podía volar alto y rápido, más que otras mariposas.

—¡Yo puedo ayudar! —dijo Lila con voz segura.

Voló lo más rápido que pudo, usando sus manchas moradas como señales para que todos la vieran desde lejos. Los insectos, al ver el destello de Lila, supieron que era hora de refugiarse bajo las hojas y entre las raíces.

Gracias a Lila, todos estuvieron a salvo cuando llegó el viento. Cuando todo terminó, sus amigos y las demás mariposas se acercaron.

—¡Lila, fuiste muy valiente! —dijo una mariposa azul.

—¡Tus alas nos salvaron! —agregó otra.

Lila sonrió y, por primera vez, se sintió feliz de tener alas diferentes.

La gran fiesta de los colores

Esa tarde, todo el jardín organizó una fiesta para celebrar. Hubo pétalos danzantes, luces de luciérnagas y risas por todas partes.

Lila bailó en el aire y todos los insectos la siguieron. Nadie miraba si sus alas eran diferentes, ¡todos solo veían lo especial y valiente que era!

Desde ese día, Lila nunca más se escondió. Aprendió a querer sus alas únicas y a confiar en sí misma.

Cada vez que veía su reflejo en una gota de rocío, Lila decía:

"Soy Lila, la mariposa que brilla diferente. ¡Y eso está bien!"


Moraleja:

Cada uno es especial a su manera. Ser tú mismo y confiar en lo que te hace diferente puede ayudarte a hacer cosas maravillosas. ¡No tengas miedo de brillar como solo tú sabes hacerlo!

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