Michi y los Relojes Susurrantes

Michi y los Relojes Susurrantes

Michi y los Relojes Susurrantes

Había una vez un gato pequeño y peludo llamado Michi. Michi era de color gris con manchas blancas en las patitas. Vivía en una casa antigua que parecía un castillo de cuentos.

La casa tenía rincones secretos, alfombras suaves como nubes y muchos relojes que hacían tic-tac por todas partes. A Michi le encantaba explorar cada rincón, ¡era un gato muy curioso y travieso!

El Misterio de la Sala Azul

Un día lluvioso, Michi vio una puerta azul que nunca había notado antes. Se acercó despacito, moviendo la cola de un lado al otro. Empujó la puerta con su naricita y escuchó un suave crujido. Dentro, había una sala llena de relojes grandes y pequeños, y una alfombra tan suave que Michi quiso rodar sobre ella.

En las paredes, los relojes no solo hacían tic-tac, sino que también susurraban palabras misteriosas. Michi aguzó sus orejas y escuchó:

"La curiosidad te guía, pero el respeto es tu amigo."

Michi parpadeó. ¿Quién había hablado? ¿Sería el gran reloj dorado del rincón?

Una Aventurita Traviesa

Michi, siempre curioso, saltó sobre la mesa de madera donde había un reloj muy antiguo. Tocó las manecillas con su patita. ¡El reloj hizo un sonido fuerte y las agujas comenzaron a girar rápido!

De repente, la sala se llenó de campanadas y los relojes brillaron con luces de colores. Michi se asustó y saltó al suelo, escondiéndose debajo de la alfombra.

—¡¿Qué está pasando?! —maulló Michi.

Entonces, una voz suave salió de uno de los relojes:

"Michi, es bueno tener curiosidad y explorar, pero recuerda respetar los lugares y las cosas de los demás."

Michi se sintió un poco apenado. No había querido causar problemas. Solo quería descubrir cosas nuevas.

Aprendiendo con los Relojes

El gran reloj dorado empezó a hablar:

"La curiosidad te hace aprender y crecer, pero debes pedir permiso o tener cuidado para no romper nada. Así todos pueden disfrutar de los secretos de la casa."

Michi pensó en sus aventuras. Le encantaba explorar, pero a veces iba demasiado rápido y no cuidaba los tesoros de la casa.

—Lo siento, señor reloj —dijo Michi, bajando las orejas—. Solo quería ver cómo funcionabas.

El reloj sonrió (¡sí, sonrió!):

"¡Está bien, Michi! Nos gusta que los niños y los gatitos pregunten y aprendan. Pero si tienes dudas, busca ayuda y recuerda respetar. Así, la aventura será más divertida para todos."

El Secreto de la Puerta Azul

Michi salió de debajo de la alfombra y caminó despacio hacia la puerta. Antes de irse, los relojes le regalaron una pequeña campana dorada.

"Esta campana te recordará que la curiosidad es maravillosa cuando va de la mano con el respeto."

Michi la llevó colgando en su cuello y se sintió muy feliz. Ahora sabía que podía explorar el mundo, preguntar y aprender, pero siempre cuidando y respetando los lugares y a las personas (¡y relojes!) que encontraba.

Desde ese día, cada vez que Michi sentía mucha curiosidad, sonaba su campana y recordaba:

"La curiosidad abre puertas mágicas, y el respeto las mantiene abiertas para todos."

Y así, Michi vivió muchas aventuras, descubriendo nuevos secretos en la casa antigua, pero siempre con curiosidad y respeto en su corazón.


FIN

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