Rani, la Rana Inventora del Pantano Saltarín

Rani, la Rana Inventora del Pantano Saltarín

Rani, la Rana Inventora del Pantano Saltarín

En un rincón escondido del Pantano Saltarín, vivía una rana llamada Rani. Pero Rani no era una rana como las demás. Tenía unos enormes lentes redondos y siempre llevaba un gorro hecho de hojas secas. Lo que más le gustaba en el mundo era inventar cosas nuevas.

Rani tenía un taller muy especial: usaba ramas, piedras brillantes y semillas extrañas que encontraba entre las plantas del pantano. A veces, sus inventos funcionaban; otras, ¡hacían burbujas, ruidos raros o simplemente saltaban en mil pedazos! Pero eso no detenía a Rani.

Un día, mientras Rani probaba su lanzador de libélulas (que aún no servía muy bien), escuchó un grito: “¡Ayuda!” Era Pipo, el pez globo, que intentaba alcanzar la rama más alta para ver el atardecer, pero no podía saltar tan alto como Rani.

—¡No te preocupes, Pipo! —dijo Rani sonriendo—. ¡Voy a inventar algo para que puedas volar hasta arriba!

Pipo aplaudió con sus aletitas. Otros amigos del pantano, como Lili la luciérnaga y Toto el caracol curioso, se acercaron para ver qué haría Rani esta vez.

El Gran Invento de Rani

Rani pensó, dibujó y probó. Hizo un paracaídas de nenúfares, pero era tan pesado que Pipo apenas se movió. Después, intentó con unas alas hechas de plumas y barro, pero solo lograron que Pipo girara en círculos. Todos se reían, pero Rani no se desanimaba. Sabía que cada intento la acercaba a la solución.

—No te rindas, Rani —dijo Lili, viendo que la rana suspiraba cansada—. ¡Tú puedes hacerlo!

Rani sonrió. Sabía que inventar no era fácil, pero tampoco imposible. Usó una caña vacía, algunas semillas flotantes y una pizca de imaginación. Pronto, armó una especie de catapulta saltarina. Pipo se subió con cuidado, Rani empujó la palanca y…

¡PLOP! ¡Pipo salió disparado! Subió, subió, y… ¡aterrizó justo en la rama más alta!

—¡Lo lograste, Rani! —gritaron todos desde abajo.

Pipo estaba tan feliz que hizo burbujas de colores alrededor de la rama. Rani saltó de alegría. Sus amigos la abrazaron y festejaron el invento.

Una Pequeña Tormenta

Pero al día siguiente, una tormenta azotó el pantano. El viento fuerte rompió la catapulta y la rama de Pipo cayó al agua. Todos los amigos estaban tristes. Rani también. Sentía que todo su trabajo se había arruinado.

—¿Para qué inventar si todo se puede destruir tan rápido? —susurró Rani, mirando las nubes.

Toto, el caracol curioso, se acercó despacito y le dijo:

—Rani, si te rindes, ¿cómo sabrás si puedes hacerlo aún mejor?

Rani lo pensó. Sus amigos la miraban con esperanza. Recordó lo bien que se sintió al ayudar a Pipo y cómo todos se unieron para celebrar.

—¡Tienes razón, Toto! ¡No voy a rendirme! Si la catapulta se rompió, podemos construir una más fuerte. ¡Y esta vez todos podemos ayudar!

El Gran Equipo del Pantano

Así que Rani reunió a sus amigos. Lili trajo hojas resistentes, Toto buscó piedras sólidas y Pipo ayudó a probar la nueva catapulta. Trabajaron juntos durante días, cortando, pegando y probando una y otra vez.

Al principio, la catapulta saltarina seguía fallando. Pero cada vez que algo salía mal, Rani decía:

—¡No pasa nada! Aprendimos algo nuevo. ¡Vamos a intentarlo de nuevo!

Poco a poco, la catapulta fue mejorando. Era más grande, más fuerte y podía lanzar no solo a Pipo, ¡sino a todos los amigos del pantano para ver el atardecer desde lo alto!

La primera vez que lo lograron, todos gritaron de alegría. La perseverancia de Rani y la ayuda de sus amigos hicieron posible lo que parecía imposible.

El Atardecer Más Bonito

Esa tarde, sentados en lo alto de una rama gigante, Rani, Pipo, Lili y Toto contemplaron el atardecer más bonito que jamás habían visto. Rani sonrió y dijo:

—¿Ven? Si nos caemos, nos levantamos y lo intentamos de nuevo. ¡Eso es lo que hacen los grandes inventores!

Sus amigos aplaudieron y prometieron nunca rendirse ante un desafío. Porque en el Pantano Saltarín, la perseverancia y la amistad eran las mejores herramientas para alcanzar cualquier sueño.


FIN

Moraleja

Nunca te rindas ante los desafíos. Cada intento te acerca un poco más a tu meta, y si trabajas con tus amigos, ¡puedes lograr cosas increíbles!

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