Rani, la rana y la promesa de la luciérnaga

Rani, la rana y la promesa de la luciérnaga

Rani, la rana y la promesa de la luciérnaga

En un lago encantado, escondido entre grandes árboles y rodeado de nenúfares verdes, vivía una rana llamada Rani. Rani era una rana muy traviesa y le encantaba saltar y hacer bromas a sus amigos. Siempre estaba llena de energía y risas, pero a veces olvidaba lo que prometía.

Cada noche, cuando el sol se iba y la luna aparecía, el lago se iluminaba con muchas luciérnagas. Era un espectáculo mágico. Rani solía saltar de hoja en hoja, tratando de atrapar la luz de las luciérnagas con sus patas, sin nunca dañarlas, solo jugando.

Una noche especial, mientras la brisa movía suavemente los nenúfares, Lumi, la luciérnaga más brillante del lago, se acercó a Rani.

—¡Hola, Rani! —dijo Lumi con su luz titilante—. ¿Quieres ayudarme a encender la Gran Luz del Lago esta noche?

Rani se emocionó mucho. La Gran Luz del Lago era una fiesta donde las luciérnagas bailaban y formaban figuras en el aire para que todos los animales del lago las vieran.

—¡Sí, sí! ¡Quiero ayudar! —saltó Rani.

Lumi sonrió y le explicó:

—Debes buscar tres pétalos de nenúfar y llevarlos al centro del lago antes de que la luna esté muy alta. Con ellos haremos la corona de la Gran Luz. ¿Me lo prometes?

Rani asintió con entusiasmo:

—¡Lo prometo!

Pero, apenas Lumi se fue, Rani vio a sus amigos, los pececitos, jugando carreras en el agua.

—¡Vamos, Rani, ven a jugar! —le gritaron.

Rani no pudo resistirse. Se olvidó de la promesa y se sumergió en el juego. Saltaba, reía y chapoteaba. El tiempo pasó volando.

De repente, la luna ya estaba muy alta. Rani recordó su promesa. Corrió al centro del lago, pero no tenía los pétalos de nenúfar. Buscó y buscó, pero solo encontró uno.

Cuando llegó, Lumi la esperaba, triste y apagada.

—¿Y los pétalos, Rani?

Rani bajó la cabeza y sus mejillas se pusieron verdes de vergüenza.

—Lo siento, Lumi. Me distraje jugando y olvidé mi promesa.

Lumi suspiró:

—Sin la corona de pétalos, la Gran Luz no puede brillar. Todos los animales estarán tristes.

Rani vio cómo sus amigos se reunían, esperando el gran espectáculo. Todos miraban al cielo, pero no había luces ni bailes.

Rani se sintió muy mal. No quería ver a sus amigos decepcionados. Entonces, tomó una gran decisión.

—¡Lumi, dame una oportunidad más! ¡Buscaré los pétalos ahora mismo!

Sin perder tiempo, Rani saltó de nenúfar en nenúfar, pidió ayuda a las ranitas más pequeñas y a los caracoles. Juntos, encontraron los pétalos más bonitos y frescos del lago. Rani corrió al centro y los entregó a Lumi.

Lumi sonrió y se iluminó más que nunca.

—¡Gracias, Rani! Ahora podemos hacer la corona y encender la Gran Luz.

Rani ayudó a Lumi a formar la corona. Cuando estuvo lista, las luciérnagas comenzaron a bailar y el lago se llenó de luces brillantes y mágicas. Todos los animales aplaudieron y Rani sintió una gran felicidad por haber cumplido su promesa, aunque tardó un poco.

Esa noche, Rani aprendió algo muy importante: cuando haces una promesa, es tu responsabilidad cumplirla. A veces jugar es divertido, pero ser responsable con tus amigos es aún más especial.

Desde entonces, Rani siguió siendo traviesa y divertida, pero nunca más olvidó sus promesas.

Fin

Moraleja: Cumplir lo que prometes es importante. Ser responsable con tus amigos hace que la diversión sea aún mejor.

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