Ratón Max y el Gran Jardín de la Amistad

Ratón Max y el Gran Jardín de la Amistad

Ratón Max y el Gran Jardín de la Amistad

Había una vez un pequeño ratón llamado Max. Max era curioso, alegre y muy simpático. Vivía en un rincón de un jardín gigante, donde cada flor era tan alta como un árbol y cada bicho parecía una montaña. Max siempre tenía la nariz en el aire, olfateando aventuras nuevas.

Un día, Max se despertó con cosquillas en los bigotes. ¡Sentía que algo especial iba a pasar! Salió de su madriguera y saludó al sol.

—¡Buenos días, señor Girasol! —dijo Max pasando corriendo.

El señor Girasol le sonrió con sus grandes pétalos.

Max decidió explorar una parte del jardín que nunca había visitado, donde decían que vivía una rana muy tímida llamada Rita. Cruzó el camino de piedritas, saltó ramas caídas y trepó por las hojas de menta hasta llegar a un pequeño lago.

—¡Hola! —gritó Max, agitando su gorrita roja.

De repente, algo se movió entre los lirios y una carita verde y asustada asomó. Era Rita, la rana.

—¿Quién eres? —preguntó Rita escondiéndose detrás de una hoja.

—Soy Max, el ratón. ¿Jugamos juntos?

Rita tenía miedo. Nunca jugaba con nadie porque pensaba que era demasiado diferente. Pero Max no se rindió. Se sentó a su lado y le contó historias de sus aventuras por el jardín. Poco a poco, Rita sonrió.

En ese momento, escucharon un ruidito débil. Era una mariposa atrapada bajo una telaraña. Sus alas brillaban pero no podía soltarse.

—¡Tenemos que ayudarla! —dijo Max, muy preocupado.

Rita tembló. Ella le tenía miedo a las telarañas.

—¿Y si sale la araña? —susurró.

—Si nos ayudamos, podremos salvarla rápido —respondió Max, guiñando un ojo.

Max mordió con cuidado el borde de la telaraña. Rita, animada por el valor de Max, empujó la red con sus patas saltarinas. Entre los dos, lograron liberar a la mariposa, que revoloteó feliz y les agradeció dando vueltas a su alrededor.

—¡Qué bien lo hicimos juntos! —dijo Max con una gran sonrisa.

Rita por fin dejó de tener miedo. Max le demostró que juntos eran más fuertes y valientes.

Desde ese día, Max y Rita fueron los mejores amigos. Jugaron a carreras, descubrieron túneles secretos y ayudaron a quien lo necesitaba en el jardín. Max aprendió que tener amigos hacía las aventuras más divertidas. Rita aprendió que no tenía que tener miedo si tenía alguien a su lado.

Así, en el gran jardín, todos supieron lo importante que era ayudar y ser buenos amigos. Max y Rita enseñaron a los otros animalitos que la amistad transforma los miedos en aventuras.

Moraleja: ¡La amistad y ayudar a los demás nos hace más valientes y felices!

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